Taracea de Granada: Arte Nazarí en la Alhambra | What2SeeGranada

Descubre la taracea de Granada, arte nazarí único en el mundo. Visita talleres artesanales y tesoros de la Alhambra.
Descubre la Taracea de Granada: El Arte Secreto que Hará tu Visita Única
¿Creías que ya lo habías visto todo lo artístico en Granada? Pues prepárate para un viaje paralelo al corazón de un arte milenario que solo sobrevive en dos rincones del mundo: Granada y Damasco. Bienvenido a la taracea, el arte nazarí de la incrustación que convierte la madera en una auténtica poesía visual. Lo verás en el museo de la Alhambra, sí, pero también en rincones más vivos, en talleres escondidos donde los últimos artesanos mantienen encendida una llama de 700 años de antiguedad.
Y lo mejor: puedes tocarla, olerla… ¡y como no, poseerla!
¿Qué es la Taracea y Por Qué Debes Verla en Granada?
El arte nazarí que aún vive en las calles de Granada
La taracea es una técnica decorativa tan hipnótica como laboriosa. Se basa en la incrustación de pequeñísimas piezas de materiales como ébano, boj, nogal, hueso, marfil o nácar, combinadas para formar figuras geométricas que parecen sacadas de un sueño andalusí.
Nació en Granada durante el esplendor del Reino Nazarí, allá por el siglo XIV, y convirtió muebles, puertas, cajones o tableros en auténticas joyas visuales. Una mezcla de geometría islámica, paciencia infinita y materiales nobles.
Lo asombroso es que esta técnica no es solo historia. Aún hoy se fabrica en Granada como hace siglos. En pleno siglo XXI, puedes ver con tus propios ojos cómo se corta, ensambla y pule cada pieza a mano. Literalmente: es como abrir una ventana al pasado sin salir del presente.
Los tesoros ocultos que puedes ver en la Alhambra
La taracea no solo se encuentra en talleres y tiendas. También vive dentro de la propia Alhambra, como una joya camuflada entre estucos y mármoles.
Uno de los ejemplos más impresionantes es la jamuga, un tipo de silla palatina decorada con taracea de altísima calidad, que se conserva en el Museo de la Alhambra. Hecha con maderas finísimas, marfil y plata, representa el nivel de lujo que rodeaba a los sultanes.
Pero si lo tuyo son las historias ocultas, no te pierdas los bargueños: muebles repletos de cajones secretos tan bien escondidos que, incluso hoy, algunos siguen sorprendiendo a restauradores. Dicen que las familias nobles escondían ahí oro, documentos y pequeñas joyas, protegidas bajo trampantojos geométricos casi imposibles de descifrar.
Y atención a otro tesoro curioso: el tablero de ajedrez del siglo XIV con estrellas de ocho puntas. No es solo un juego, es un mapa simbólico de la geometría sagrada islámica, el mismo lenguaje visual que verás en techos, suelos y yeserías de la Alhambra.
Talleres de Taracea que Puedes Visitar (y Experiencias Únicas)
Taller Laguna: 150 años de tradición en plena Alhambra
Imagina esto: acabas de recorrer los patios del Palacio de los Leones, sales al fresco… y a solo 50 metros, entras en un taller donde se crean exactamente las mismas obras que acabas de ver dentro. No es una fantasía: es el Taller Laguna, en la Calle Real de la Alhambra 30.
Este taller lleva cuatro generaciones trabajando con la misma técnica nazarí, sin alterar el proceso: sin máquinas modernas, sin atajos. Aquí verás cómo manos expertas cortan, encajan y pulen trozos microscópicos de madera, hueso y nácar, ensamblándolos como si cada estrella fuera un mandala infinito. Hay piezas que pueden tardar entre dos y seis meses en completarse.
Además, tienen una pequeña tienda donde puedes adquirir piezas de colección o recuerdos únicos con certificado artesanal. Un lugar para ver, aprender… y soñar.
Los últimos maestros: conoce a José Morillo
Si hay una leyenda viva de la taracea, ese es José Morillo. Lleva 56 años dedicado a esta técnica, tal como lo hacían su padre y su abuelo. Su taller es un santuario donde la taracea es religión, y su banco de trabajo parece un altar rodeado de virutas, plantillas y maderas exóticas, situado en la Cuesta de Gomérez.
Pero José no solo trabaja: también cuenta historias. Desde la vez que la familia Clinton se llevó una de sus cajas, hasta nobles granadinos que venían a esconder secretos familiares en compartimentos ocultos. Hablar con él es como entrar en una enciclopedia viva del arte andalusí. No obstante si le pillas con mala follá granaina, (el mal humor local, algún dia haré un artículo exclusivo sobre eso) te dirá que si quieres historias y fotografías, antes de nada…Compra!
Artesanía González
En la Calle Ánimas de Granada, a principios de 1920, D. Antonio González Gil abrió su taller de Taracea . Después de varios premios y reconocimientos a nivel local, obtuvo en 1943 el Primer Premio Nacional en el Arte de la Madera, celebrado en Madrid. Desde entonces, sus descendientes continúan su trabajo, una de las dueñas (ella si es simpática), te puede enseñar una de sus joyas realizado por su padre, una bandeja, que el mismísimo Rey Boabdil, podría haber tomado el té tranquilamente.
Solo quedan cinco maestros taraceadores tradicionales en Granada. Ninguno tiene aprendices jóvenes. Cada año que pasa, este arte se acerca más al riesgo de desaparecer. Tu visita, tu interés, tu compra, puede marcar la diferencia.
Experiencia Tarxia: tradición + modernidad
¿Y si te dijera que puedes llevarte un pedazo del arte nazarí… en el bolsillo? Eso pensaron Adrián Rosales y Rafael Ruiz, fundadores de Tarxia, un taller que fusiona la taracea artesanal con tecnología moderna.
Su producto estrella: fundas para iPhone hechas a mano con incrustaciones de madera, hueso y nácar, al más puro estilo de los Palacios Nazaríes. Un regalo (o autoregalo) perfecto: funcional, único, granadino hasta la médula.
Guía Práctica: Cómo Vivir la Experiencia Taracea
Tu ruta optimizada de taracea en Granada
Mañana (45 minutos):
Empieza en el Museo de la Alhambra. Observa los muebles originales, las joyas históricas, y escucha cómo tu guía te explica la conexión entre los diseños taraceados y los motivos decorativos del resto del palacio. Es como unir las piezas de un gran puzzle visual.
Tarde (30 minutos):
Camina hasta el Taller Laguna y disfruta viendo a los artesanos en acción. Si tienes suerte, te explicarán sus trucos y podrás tocar algunas piezas a medio hacer.
Compras (30 minutos):
Baja a la ciudad por la Cuesta de Gomérez, visita los talleres que hay allí y adéntrate en la Alcaicería, antiguo mercado árabe, donde podrás encontrar desde souvenirs asequibles hasta auténticas piezas de colección.
Total: 2 horas que cambiarán tu visión de Granada.
Qué comprar en taracea auténtica
En Granada encontrarás taracea para todos los gustos (y bolsillos):
-Pequeñas cajas para joyas o recuerdos.
-Tapones decorativos, perfectos como detalle elegante.
-Tableros de backgammon o ajedrez, ideales para los que aman jugar con arte.
-Bandejas octogonales y muebles exclusivos, si buscas algo más impresionante.
Cómo reconocer taracea auténtica:
-Patrones perfectamente repetidos = industrial (¡huye!).
-Pequeñas irregularidades, texturas distintas, relieves al tacto = artesanal.
-¿Te explican qué maderas usan, cómo lo hacen, y notas pasión en su voz? Diste en el clavo!.
Consejos de experto para tu visita
-Visita por la mañana (10:00–12:00), cuando los artesanos están más activos.
-Pregunta sin miedo. Un buen artesano te hablará de sus herramientas, maderas, y seguramente te contará alguna historia inesperada.
-Toca la pieza. La auténtica taracea se siente con los dedos: suave, pero con texturas reales.
Por Qué Esta Experiencia Hace tu Viaje Especial
Una tradición en peligro que puedes ayudar a preservar
La taracea no es solo un arte. Es un legado, una resistencia cultural que ha sobrevivido guerras, conquistas, incendios, modas y olvidos. Y hoy, está al borde del abismo.
Pero tú puedes ayudar a preservarla. Una buena visita a un taller, tu interés por conocer y tu compra consciente del arte que te llevas, es la mejor inversión y hacen que esta tradición continue viva. Más allá de fotos bonitas de la Alhambra, esto es contacto directo con el alma de Granada.
¿Listo para ver Granada desde otro ángulo geométrico?
Cuando conectas con la taracea, conectas con una historia viva, con los secretos de los sultanes… y con el trabajo silencioso de quienes todavía, día tras día, tallan estrellas con las manos.